viernes, 23 de octubre de 2009

Negocios son negocios, no?

Nuestra sociedad desde que tengo memoria ha vivido con el afán de aumentar sus ingresos, en buscar más y más aunque no sea necesario o aunque la gente esté muriendo de hambre en las calles y viva en la completa miseria sin compartir con aquell@s que más lo necesitan. Pero esto no es de lo que quiero hablar hoy, es sobre los negocios que realizan algun@s "lideres cristian@s" presentando un evangelio comercial, envasado y vendido, incluso a la regiones más pobres de nuestro planeta con obvias intenciones monetarias de por medio.

Me ha llegado profundo el llamado "evangelio de la prosperidad" en estos días, viendo en la TV como se les dice a la gente que obtendrán vienes materiales si se acercan a Cristo, que tendrán mejores autos, que sus sueldos aumentarán e incluso realizan supuestos milagros de sanación, que si ell@s lo piden, se les dará, así de simple, sacando de contexto completamente las palabras de Cristo (que no vino al mundo a enriquecernos, sino a salvarnos) y la gente necesitada cree prácticamente por desesperación e ignorancia sin darse cuenta que lo único que hacen es llenarle los bolsillos a aquellos que les prometen mil y una cosa en "nombre de Dios".

Así como en la antigüedad el evangelio fue usado para enriquecer a algun@s, con la venta de indulgencias entre otras cosas, abusando de la falta de conocimiento del pueblo, hoy lo vemos con estos fals@s maestr@s y el pueblo cristiano que no estudia la escritura, que se queda sólo con lo que le dicen sin comprobarlo.  Tal vez nos hace falta una nueva reforma que les abra los ojos a l@s que han sido cautivados por estas falsas doctrinas, como Lutero en su tiempo lo hizo y gracias a ello volvimos a la verdad. Por eso, hay que estudiar y profundizar en lo que creemos, no sea cosa que venga un@ y nos fascine con sus palabras bonitas y buena presencia siendo en realidad un lobo vestido de oveja.

Como dijo el Maestro: Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos. (Mateo 24:24)

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